domingo, 14 de septiembre de 2008

Cartagena y la cuestión provincial


El problema de Cartagena es que no la conocemos. Hemos oído de ella una historia que está llena de clisés negativos. El repertorio de lugares comunes, absolutamente disparatados, de que está lleno el mito cartagenero, empezando por aquel tan manido e injusto del separatismo, nos sigue condicionando a todos. Y nos impide a veces sopesar sus reivindicaciones con ecuanimidad.

Cartagena necesita, como necesita toda personas y toda comunidad humana, ser reconocida en su propio ser. Ser querida y admitida tal cual es. No pide otra cosa.
Y para ser reconocida, necesita ser escuchada. He aquí que en el año 2007 se alza de nuevo la voz de Cartagena pidiendo, tan sólo, ser ella misma. Exigiendo que se le permita entregarse, como siempre, al servicio de la región y de España, desde su propio ser. Reclamando lo que le conviene y lo que nos conviene a todos.
La Plataforma por la Biprovincialidad de la Comunidad Autónoma de Murcia plantea la vieja reivindicación en un momento histórico en que las fuerzas centrífugas de los nacionalismos periféricos amenazan con descuajeringar el anémico esqueleto nacional. Este es su mayor handicap y una vez más, por una cuestión de paso cambiado, los estereotipos juegan en contra de la eterna aspiración cartagenera.

Pero los argumentos, ¡ah, los argumentos son incontestables! Hay que leerlos, uno a uno, para darse cuenta de que, lo primero, nada de lo que se pretende supone merma o perjuicio alguno para el resto de los murcianos, sino que todo es convienente y oportuno, desde cualquier punto de vista que se mire, sea económico, político o en términos de cohesión territorial y espiritual de la región. Y lo segundo, que si alguna vez Cartagena alcanzara su secular anhelo provincial, el discurso de proclamación de la provincia, si lo pronunciara un cartagenero, con toda seguridad finalizaría con un vibrante viva a España.
Francisco Artero Montalván

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